miércoles, 8 de abril de 2020

El poder de los sueños

En el origen de los tiempos, cuando los dioses se cansaron de pelear y discutir sobre quién era más capaz, se propusieron el desafío de crear un ser especialísimo que tuviera habilidades que ningún otro ser poseía hasta ese momento.
Así fue que nacieron el colibrí, el pavo real, el cóndor, el elefante y la ballena. Solamente dos dioses, Arm que era toda bondad y Corn que era la maldad personificada faltaban presentar sus creaciones.
Arm había creado un ser especial, de hermosura insuperable. Nunca sospechó que, mientras él trabajaba, Corn lo espiaba y trataba de copiar todo lo que hacía. 
Llegó el momento en que debían presentar sus creaciones y como  ninguno de los dos quería hacerlo primero, se decidió que las presentaran simultáneamente. 
Arm presentó al hombre mientras que Corn mostró al orangután. 
En la apariencia y en habilidades no eran muy distintos y nadie podía decidir cuál era el mejor.
Solo que, en un momento, Arm sopló sobre su creación y ésta fue capaz de soñar. 
Cuando Corn, tratando de imitarlo, sopló sobre su simio, salieron de su boca las peores pesadillas. 
Desde ese instante, los dioses condenaron a Corn a vivir en el inframundo. Y el Hombre, siguiendo sus sueños, fue capaz de completar todo lo que le faltaba a la creación.
Cuando Corn se asoma al mundo, reaparecen las pesadillas pero, hasta ahora, siempre fue superior el poder de los sueños.
                                                                                Mabel Pruvost

N.R. Publicado por Editorial Dunken en la Antología:Iluminando Ríos. Buenos Aires, 2019

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