El trofeo
Tu suave mirada me acaricia, dulce, tierna.
Me pides que me levante y, aunque no lo creas, muero de ganas por cumplir tu deseo, pero no puedo.
Me inundan los colores que veo en tus pupilas, me abanico con las notas que salen de tus labios. ¡Qué hermosa canción! Me acuna la ternura y sueño mundos imposibles.
La brisa me mueve y alienta inútiles esperanzas.
Ya no saldré de aquí, seré sólo un trofeo en una caja de cristal. Mas no me importa. El alfiler que taladró mi cuerpo me unió para siempre a tu sonrisa. Esa que dice: “Mirá mi mariposa. La cacé solito”.
Mabel Pruvost de Kappes
Esperanza- Santa Fe
¡Sencillamente perfecto, ídola!
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